Cómo detectar a los clientes tóxicos

Hay ciertos patrones que suelen repetirse entre los malos clientes, o clientes que pueden darte una experiencia muy negativa. Necesitas saber cómo detectar a los clientes tóxicos. Consideremos este listado una serie de red flags del cliente tóxico:

El "jefe"

Te tratan como si fueras su empleado. Dan órdenes en vez de pedir favores. Vamos, que te tratan como si estuvieran por encima de ti. A esta gente hay que saber pararle los pies, o dejar de trabajar con ellos, porque te van a estresar mucho.

A veces también eso puede ser causado por tu conducta. Ya hemos hablado de esto en el artículo sobre cómo encontrar clientes como redactor freelance, así que no me extenderé más.

Lo que sí mencionaré es que también está el caso totalmente contrario al jefe, que es el amiguete, alguien majo que quiere hacerte socio de su negocio. Cobrarás una prometida comisión a cambio de trabajar gratis. Adivina qué: ERROR, HUYE.

El precio es lo que le importa

Lo primero que te preguntan es tu tarifa. Si su mayor preocupación es esa, ya vamos mal. Posiblemente no sea tu target, a menos que estés empezando y no te importe cobrar lo que sea para ganar experiencia, que también es muy respetable (yo lo hice en 2008).

También huye de los que te dicen "eres muy caro", o que te intentan regatear. Eso es porque no valoran lo que pides como algo válido, y tienes licencia para tomártelo como una falta de respeto. Tu tiempo no se regatea. Mejor que se busque a otro.

Ojo, tú escoges qué hacer según tus necesidades en cada momento, pero la obsesión con el precio ya es una mala señal.

Ten en cuenta que por internet hay mucho listillo, muchas personas que se creen que han descubierto el atajo para hacerse ricos, cuando no han madurado aún lo suficiente para ver que eso no existe.

En el caso de los clientes de este tipo, son gente que subcontrata trabajos que ya está cobrando como "redactor" o "agencia" por mucho más. No quieres ser uno de esos pringados a los que les pasan el muerto, que pierden dinero y horas, solo porque a ellos no les apetece trabajar. Alguien que busca redactores por precio es inestable y poco fiable, porque va a buscar el mejor margen posible para su bolsillo, no la mayor calidad del trabajo.

Si busca un redactor de calidad y barato, ya puedes correr porque te ordeñará profesionalmente todo lo que pueda.

En próximos artículos trataré el peliagudo tema de las tarifas, y no me pienso callar nada. Si quieres vivir bien, valora tu trabajo como se merece. Ya te adelanto que para no pillarte los dedos es mejor no bajar de 0,02 $ por palabra, y según el tipo de trabajo es más inteligente cobrar por pieza.

Encargos poco éticos

Seas redactor o copywriter, hay encargos que son cuestionables éticamente, ya sabes a qué me refiero, ¿o no?. Te pongo algunos ejemplos:

Redacción de reseñas falsas, escribir sobre criptomonedas o apuestas sin ser un experto, etc. Si esa persona tiene falta de ética, espérate lo peor.

Puede que no te pague a tiempo. Hasta es posible que NO pague con alguna excusa barata. También suelen ser personas con poca educación, por lo que es posible que tenga un trato muy difícil.

No respeta tu tiempo

Algo que resta mucha profesionalidad a cualquier cliente, y que me ha hecho despedirme de algunos, es la falta de planificación y la ineficiencia. Me lo tomo como una falta de respeto.

Te estoy hablando de algo exagerado, pero que existe. Gente que puede querer hacer reuniones antes de cada artículo, o reuniones por estupideces, incluso presenciales... o que te mandan mensajes, notas de voz largas y emails por cualquier chorrada. Además, a cualquier hora, aunque les pidas que te contacten en tu horario.

Son, lo que yo llamo, gente jugando a ser emprendedor. Un tipo de cliente poco experimentado en el mundo freelance, al que podríamos ponerle hasta un nombre (Gustavo me gusta). Es alguien que no tiene por qué ser mal educado, pero sí que te resta eficiencia. Es una lacra, vaya.

Todo ese tiempo NO PAGADO que está haciéndote perder, podrías invertirlo en ganar dinero. Esto es un negocio, no un grupito de amigos ni un proyecto sin ánimo de lucro. Para eso me hago cura o monto una ONG.

Y ojo, porque esto también pasa con grandes empresas, que a veces por ser muy grandes se lo tienen muy creído y se piensan que vas a lamerles el culo... pero si tú eres listo ya tienes una cartera de clientes y una estabilidad, que te ayudan a esquivar la toxicidad.

La última anécdota con gente de este tipo que me pasó fue con un Gustavo de una gran empresa (reservo la confidencialidad de quién es, por supuesto) que decía que debía visitar las instalaciones que tenían por varias zonas de España para hacer sus artículos para poder describirlas cada una, diciendo que todos sus colaboradores lo hacían (suponiendo que lo iba a hacer yo, sin mencionar incentivos ni nada).

Eso se podría haber hecho con unas pocas indicaciones y hasta uno o dos vídeos, pero no: Vamos a hacerle perder el tiempo al freelance, que no tiene nada mejor que hacer.

Dejando a un lado que la proposición no tenía ningún sentido, y lo expresé, el "NO" se lo llevó puesto. Le dije que o me pagan los viajes y las horas, o ni de coña. Le sentó muy mal. Se lo noté en la cara, aunque dijera que "por supuesto, entraría en el presupuesto" (ya claro, ¿y si no lo llego a comentar?). No he vuelto a saber nada de esa empresa. Desde luego, vaya tela... Puedo imaginarme que alguien les habrá dicho que sí.

Volúmenes altos

Este es uno de mis favoritos, porque atrae a muchos incautos.

El cliente te promete un volumen alto de artículos cada mes, y ojo, no es mentira. Te los proporciona, claro, pero con eso te engancha y te acapara. No deja que tengas tiempo de buscar nuevos clientes.

Cuando genera cierta dependencia por tu parte, algo habitual, la cosa puede cambiar. Puede empezar a tratarte como un jefe, empieza a exigir más e incluso puede intentar reducirte el precio. Te va ajustando a su voluntad, y tú no puedes salir de ahí porque necesitas el dinero para subsistir... y entras en un círculo vicioso.

Conmigo lo intentó una vez una agencia hace muchos años, después de haber estado trabajando más de un año juntos con muy buen rollo. Estaban muy contentos conmigo, la verdad. Cambió algún puesto en dirección y empecé a notar que me trataban como a un empleado y me faltaban al respeto.

Gracias a Dios, (o quien sea) había estado captando nuevos clientes y respondí a su propuesta de añadir más calidad a los artículos con un aumento del presupuesto. En términos profesionales, eso era como mandarlos a la mierda educadamente.

Nunca más he dejado que me pase. No hay que permitir que un cliente ocupe más de un 50% de tu tiempo, porque tu salario depende de él y automáticamente vuestra relación cambia, se convierte en tu jefe. Así de sencillo.

Como ves, para detectar a los clientes tóxicos no hay que tener telepatía. La mejor maestra es la experiencia, pero espero que todo esto te sirva para ahorrarte más de un disgusto. Si te ha gustado el artículo y te has leído todo lo demás, ya sabes, suscríbete gratis aquí debajo.

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